CRISTO DE LA BUENA MUERTE

El Cristo de la Buena Muerte, es obra anónima, tal vez de fines del s. XVII, aunque tradicionalmente atribuida a Montañés. La imagen fue cedida a la hermandad por la Archicofradía del Santo Entierro de la Parroquia de las Angustias en el año 1.971. Su iconografía es la de un crucificado de tres calvos, con el paño de pureza recogido en la cadera derecha, y la cabeza inclinada sobre el pecho, apoyándose en el hombro derecho. Hay muestras evidentes de realismo en la imagen, como el rostro agonizante, con la mirada casi perdida, hematomas y regueros de sangre que surcan su frente y mejilla o la acertada manera de interpretar el abdomen, notándose claramente una exacerbada tensión en la misma. Su cuerpo es un cuerpo exhausto, caído, que ha experimentado una violenta torsión estertorosa, preludio a la muerte. El crucificado muestra una noble cabeza con una cabellera de gran volumen que cae sobre los hombros, ojos policromados, nariz recta y bigote y barba trabajados minuciosamente. El paño de pureza tallado en bloques superpuestos triangulares se anuda en la cadera derecha dejándola al descubierto. El paso de estilo neobarroco lo talló y doró Francisco Domínguez en 1.973.

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